lunes, 20 de agosto de 2012

EL VERANO / BODAS (Albert Camus)


          "¿Dónde están las virtudes conquistadoras del espíritu?" se pregunta Albert Camus en este libro con varias partes: El verano, En el mar, Bodas y El Minotauro o Alto de orán. Todas ellas giran en torno a esa pregunta, y parece que él escribía para ser capaz de darle forma a sus intuiciones con vocación de certeza, que hoy, pasado el tiempo preciso para que maduren esas palabras, por fin parecen verdaderas. No creo que AC quisiera dogmatizar sobre nada, sólo desde su circunstancia (siendo muy distinto el camino de los dos, el punto de partida es el mismo en la filosofía de Ortega) intenta hacer una filosofía desprendida y a la vez totalmente volcada en creer en el ser humano.

          "El propio Nietsche las ha enumerado (las virtudes conquistadoras del espíritu): firmeza de carácter, el gusto, el mundo, la clásica felicidad, la dura altivez, la fría frugalidad del sabio", viendo las fotos de AC parece que tuviera un poco de todo esto, y aunque una foto pueda engañarnos, cuando uno ha leído El primer hombre sabe que había alguien especial, comprometido con el bien, que yo no sé lo que es para los demás pero que siento cerca continuamente en los libros del escritor argelino, y no me refiero al sentido maniqueo de la aceptación de un bien y el rechazo de un mal, de la separación prejuiciosa de buenos y malos, es más una actitud ante la vida que tiende al bien sin taparse los ojos, sin rechazar a nadie.

          "Los mitos no tienen vida por sí mismos. Aguardan a que nosotros los encarnemos. Basta que un solo hombre en el mundo responda a su llamada para que nos ofrezca su savia intacta", es difícil decir más con menos sobre la Mitología, y no sólo me refiero a la griega, el hombre vive de leyendas y de mitos, de hecho los tiempos que vivimos son más mediocres porque la mayoría de personas han renunciado a la Mitología y a lo legendario para adorar a becerros de oro a través de una fe en la razón como única luz, por cierto becerros de oro más reales pero más ominosos. Uno lee estas pocas palabras de AC y le gustaría salir corriendo a una librería o a una biblioteca a hacerse con La Odisea o La Ilíada.

          Habla también de sus principios como escritor y los demás (los lectores o la sociedad que le conoce aunque no lo hayan leído): "La idea de que todo escritor escribe por fuerza sobre sí mismo y se pinta en sus libros, es una de esas ideas pueriles que nos legó el Romanticismo", puede ser que esa idea sea en verdad infantiloide y de lectores y escritores que gustan de lo plano, el blanco o negro, y en realidad un escritor debería ser complejo como su propia naturaleza, y moverse entre los escombros de la memoria y el deseo (gracias al escritor Alejandro Tello Peñalva por ese título tan acertado). Sin embargo... "¿Es que acaso hice otra cosa que razonar sobre una idea que encontré en las calles de mi época?", volvemos a su circunstancia, en este libro todo parte de Argelia, Orán, el mar, el Mediterráneo y el choque de todo eso con la grisura de la nueva Europa y el nuevo mundo.

          Continuamente se mueve entre dos ideas para intentar explicar su filosofía: el ser humano, su lucha, su sentido, su relación con los demás... y el Mediterráneo, para disgregarse en sus colores, en su brisa, en hacerse parte de él, desapareciendo y confundiéndose en el paisaje, "Por un breve instante el mar se presenta rosado a un lado, azul al otro. Luego las olas se oscurecen", y aquí ve uno también las palabras sencillas, pero evocadoras, imágenes potentes emergiendo de las palabras como sale un submarino del mar, sacadas del texto total serían como pequeños versos donde cabrían todas nuestras esperanzas, o donde se ahogarían, porque con un mar rosado allá , un mar azul en el otro confín y aquí en la orillla unas olas oscuras que traen un sonido que es masaje para el alma tendríamos todo lo que nos hace falta, no pediríamos nada más. Hay tardes que tenemos la suerte de situarnos en un lugar desde donde podemos observar en el cielo lo que él cuenta del mar; allá en el horizonte donde se va el sol, hay nubes que se deshacen en tonos rosados, y por el lado de oriente predomina el azul oscuro, giras lentamente tu cuello para ver la transición de colores y parece que en ese momento se entiende todo de repente, que es casi como decir, para quitarle la trascendencia que no buscamos, que no se entiende nada (ni falta que hace) y que con esos colores en el cielo nos bastaría, chanclas en los pies, bañador todavía mojado, camisa blanca de lino, y nada más. Lo mismo que cerca del mar cuando las olas se oscurecen y pasaste desde un sol de justicia antes de la siesta a un sol moribundo y hermoso rodando por el otro lado de las montañas al despertar en la arena fresca y cenicienta.

          Con AC el problema es que se pueden subrayar muchas frases en sus libros, será mejor acabar esta entrada del blog con cierta declaración de intenciones, una música de Tino Rossi mezclándose con el sonido de las olas del mar y una foto en blanco y negro del elegante escritor en francés, como escenario para estas sencillas enseñanzas: "No buscamos lecciones, ni la amarga filosofía que se le pide a la grandeza. Fuera del sol, los besos y los perfumes silvestres, todo nos parece fútil".

martes, 14 de agosto de 2012

ÁNGELES O NEÓFITOS (Manuel Vicent)

          "Ahora el Mediterráneo es ya un mar muerto". Y todo lo que tiene algo de Romántico, pero para eso está la música, el teatro, la buena literatura, las buenas historias. Todo lo que tiene algo de Romántico está muerto, y nos hace falta amueblar este mundo recién pintado (gracias Sabina) con algo más. ¿Qué más? Eso lo tiene que descubrir cada uno, con ahínco, intuición y vocación precisamente de ese Romanticismo que no existe, pero del que encontremos tal vez alguna huella, más o menos evidente, que muchas veces no es ni bruma, y merezca la pena esa búsqueda constante.

          "Pieles de plástico flotan en el caldo funerario, excrementos endurecidos por el salitre, preservativos hinchados que son globos de un fin de fiesta, bacterias malvadas que establecen un tiovivo invisible, hongos que hacen nido en las vaginas maternales, espumosos orines que fueron refrescos multinacionales, envases con residuo de pollo, peces con la tripa inflada de petróleo importado". Esto es, verbigracia, el Mediterráneo, nos guste o no, y considero a Vicent como un soñador, pero también uno de nuestros escritores más sinceros y lúcidos. Sólo tienes que ver con los ojos abiertos cualquier playa del litoral mediterráneo español y verás eso y mucho más. Y lo que hace Vicent es, con su forma de escribir más que con la historia que te cuenta, salvar en palabras aquel Mediterráneo que se agotó en el siglo XX y se alimentaba de tragedias griegas, dioses enfurecidos con gentes candorosas, crímenes de sangre a la hora del sol de justicia, barcos cargados de... ¿de qué? de Romanticismo, que es la visión que tenemos de lo que pasó antes de las dos grandes guerras europeas y de la guerra de aquí.

          La historia del libro es una excusa, una ensoñación, un viaje sin salir de un valle cercano a la costa donde ángeles vuelan para escapar de sí mismos y volverse a encontrar por la espalda nuevos, donde neófitos de un nuevo profeta huertano quieren purificarse con ayuno y limpieza del agua sucia del alma. Es un campo de juegos donde Manuel Vicent escribe con una libertad que envidio, que es fácil de envidiar, porque desde un lenguaje estructurado utilizado por el gran costructor de historias que es él, despoja a cada palabra, cada adjetivo emparejado de su sustantivo, cada verbo bienhallado, del lastre, prejuicio, tópico, y nos lo devuelve azul y puro como se ve el Mediterráneo desde lejos, para inocularnos una filosofía huertana, agreste, desnuda, sencilla, despojada de piedras en la mochila que es la conciencia para resucitar otro Mediterráneo distinto del de hoy cada vez que abramos este libro.

          "La tarde tenía esa sensación que se alcanza cuando el paisaje en la última curva del sol toma un reposo fatigado por el calor excesivo de la jornada...", esa sensación, cuando el sol ha dejado de quemar, y viene una brisa que trae el momento donde se comprende todo de una vez y que luego olvidas, se pasa, sabes que justo cuando el sol se escondía detrás de las casas bajas del pueblo costero y el mar se serenaba tuviste un momento de lucidez comprensiva, cuando no merecía la pena juzgar a nadie ni a nada, ni siquiera la porquería que traía el periódico por la mañana empañaba esos minutos delante del Mediterráneo.

miércoles, 8 de agosto de 2012

VIDA DE ESTE CAPITÁN (Alonso de Contreras)

           
          Como tantos otros, este libro, esta lectura, se debe a una encendida patente de Arturo Pérez-Reverte, prologuista de la edición que he disfrutado yo, a cargo de su amigo Javier Marías; "Buena parte de su vida transcurrió en el Mediterráneo, y casi toda sobre las armas", parece que está todo dicho en estas palabras, Mediterráneo y armas, aunque sigue y le seguimos sin parpadear; "documento extraordinario sobre aquel espacio ambiguo e impreciso que fue el Mare Nostrum: frontera móvil de aventura, horror y prosperidad, patio trasero de Oriente y Occidente donde se conocía todo el mundo, recinto interior de potencias ribereñas que allí ajustaron sus cuentas, mezclaron carne, acero, sangres y lenguas, renegando, negociando y al mismo tiempo combatiendo entre sí con la tenacidad memoriosa, mestiza, cruel, de las viejas razas",  más palabras importantes, porque importan de AP-R sobre unas memorias, unas vivencias, que son como tiros de arcabuz; "Escandalizarse, aplicando a todo esto valores morales del siglo XXI, está de más. O resulta ridículo", algo muy propio de nuestra época.

          Este libro cuenta con dos prólogos, el de AP-R y otro de Ortega y Gasset, recuperado aquí de otra edición correspondiente al año 1943,que dice de Vida de este capitán: "documento clásico donde absorben su información cuantos quieren describir el tipo de soldado que abrumó la vida de Europa durante la primera mitad del siglo XVII".

          Siendo los dos prólogos importantes, el de Pérez-Reverte es más acertado desde mi visión de lector. No es que el de Ortega sea malo (el que emborrona este blog siempre le estará agradecido a Ortega por los artículos de El Espectador), ni mucho menos, pero es demasiado extenso, ya que más que un prólogo parece un resumen del libro, y a mí los prólogos que ,de por sí, me cuestan, se me ha hecho muy pesado el del filósofo español, aunque entiendo que cuando salió la edición del 43 fuese necesario una explicación ya que no era conocido el soldado Contreras, pero creo que los prologuistas deberían saber que ellos son meros prendedores de la obra en el lector, no los protagonistas, la obra la escribió otra persona.

          Y ahora sí empieza lo bueno, hoy que pensábamos que Juego de Tronos, El Señor de los anillos, Matrix y otras hierbas eran el novamás viene Javier Marías y recupera una parte de nuestra Historia que nunca jamás nos han enseñado en el colegio ni en el instituto, huérfanos de aventuras reales, en frases sencillas hilvanadas a través de una vida sin mirar adelante ni atrás; "Víneme a Madrid, vi a mi madre y pedíla su bendición, y con ella me partí para Barcelona y allí me embarqué en un bajel cargado de paños y llegué a Palermo en diez días", es curioso lo parecida que es esta breve narración de hechos con lo que escribe un niño cuando inventa un cuento o una historieta, y no se crea es por desprestigiar a Alonso, todo lo contrario, que muchas veces los adornos y el barroco de cartón piedra es lo bostezante y sobrante y lastre de la llamada literatura, por parte de muchos entendidos en materia y poco en emoción lectora.

          Me gustan las películas del Oeste, pero es que este libro llega hasta ahí; "No tuvo tanta dicha en cogerme, aunque me hizo retratar y poner en diferentes partes de Levante y Berbería, para que si me cogiesen le avisasen estos retratos". Y es que todo lo que hemos visto en la ficción y en la ciencia-ficción se ve desbordado por los recuerdos intensos y como si nada de Alonso.

          También he crecido en un país donde hunos y otros nos han privado de conocer Nuestra Historia de verdad, por eso este libro hemos de valorarlo, mucho, porque de manera sencilla te explica alguien que estuvo allí cómo fue la película, "llegó al puerto un galeón catalán que venía de Alejandría cargado de ricas mercadurías para España", cuántas bocas callas, cuántas columnas de opinión borras con estas palabras, catalán y español, mejor no se puede decir y sin ánimo de nada, escribe como habla, naturalmente, un galeón catalán para España, ay Alonso si hubieras conocido la televisión y hubieras tenido que ver cuántos personajes de corbata y tafilete se comen los mocos hablando de las patrias, gente menuda al lado de tus gigantes y abrasadoras palabras, que echan luz sobre qué significaba España y Cataluña, para el que las rondaba continuamente, y que por moverse por todo el Mediterráneo les daba su valor a cada una.

Y no crean vuesasmercedes que aquí sólo hay historietas de espadachines, que ni son historietas estas verdades como puños, ni espadachín es Alonso que es soldado valiente y también enamoradizo y defensor de su honra, que sabiendo que le engañaba una mujer con un amigo suyo que pronto dejó de serlo; pasen y vean "yo, que no dormía, procuré andar al descuido con cuidado, hasta que su fortuna los trajo a que los cogí juntos una mañana y se murieron", otra vez una capacidad asombrosa de síntesis e ingenio, que no sé hasta que punto sabía el autor de esas cualidades, o es que su picardía y viveza por saber madrugar pronto se traslucían luego en lo demás. La capacidad de asombro no hace falta pensarse para quien ha vivido, la cuestión es que cuántas películas nos hemos perdido, pero hacer cine histórico en España parece prohibido. Me quedo con ese andar al descuido con cuidado, y también esotro de se murieron, simple forma de ver las cosas, y es que no podía pasar otra cosa es lo que nos quiere decir.

          También fue ermitaño, "compré los instrumentos para un ermitaño: cilicio y disciplinas y sayal que hacer un saco, un reloj de sol, muchos libros de penitencia, simientes y una calavera y un azadoncito", me llama la atención todo, porque es curioso ser testigo hoy en el atolondrado año 2012, ver cómo un soldado que se partía el pecho a cada paso, se fuera al monte a rezar, pero sobre todo lo del azadoncito, la forma en que lo dice, en que lo escribe, en diminutivo, con el -ito, hoy que tanto se utiliza el -ito para todo, en el libro lo utiliza poco pero muy al punto. 

          Cuando uno se queja hoy de problemas cotidianos, leer esto te hace relativizar mucho las cosas, y es que ni en el monte estuvo tranquilo: "Más de que llegaron con tanta prevención, como si fuera un castillo lo que habían de ganar, y llegándose a mí, que estaba con un rosario en la mano y un cayado en la otra, me agarraron y prendieron y al punto me ataron las manos atrás y pusieron un par de grillos en los pies, con el mayor contento, como si hubieran ganado una ciudad muy fuerte". Todo esto fue por una confusión en la que cayeron acerca de él, pues pensaban que era agitador y rey de los moriscos, y habiendo leyendo el libro de cabo a rabo, sé que no son fruto de la altivez ni de la soberbia estas palabras, tal vez orgullo, pero con media sonrisa y que va de verdad, pues sabían de lo que era capaz el valiente.
       
          Y cómo no, hasta con la Inquisición topó nuestro amigo Alonso, "me llevaron a la calle de las Fuentes y metieron en una sala muy entapizada, donde había una mesa con dos velas y un Cristo y tintero y salvadera con papel; allí cerca un potro, que no me holgué de verlo, y estaba el verdugo y el Alcalde y escribano", tal cual nos lo imaginábamos, nos lo pinta, que da miedo, pero esta vez de verdad, porque le pasó a él, así que pensándolo bien creo que es mejor que no hagan ninguna película sobre este libro, la iban a cagar, nadie puede representarnos mejor que Alonso en tan pocas palabras el escenario inquisitorial, imagínense vuesasmercedes a Blanca Portillo sacada de Alatriste, siendo uno de los personajes en esta escena, pues que más que terror risa nos causaría.

          Muchas más cosas subrayé de mi jugosa lectura sobre Alonso de Contreras, nacido en la muy noble villa de Madrid a 6 de enero de 1582, pero quien quiera más, que corra a la librería, porque afortunadamente no hay película de esto, aunque miento, que creo que sí la hay, pero si no nos la recetó que yo recuerde Pérez-Reverte, no sé cómo saldrá parado Alonso. 
          Hábito de San Juan, envenenamientos, viaje a las Indias, huésped de Lope de Vega, audiencias con el rey, con el Papa, y lo mejor lo he dejado donde mejor está: en sus páginas, pues aventuras, abordajes, lances de espada las encontrarán a punta de pala vuesasmercedes en este libro, documento asombroso para toda mi generación, a la cual nos contaron una Historia de España muy distinta de cómo la vio el soldado Alonso de Contreras. Gracias Capitán.