sábado, 24 de marzo de 2012

EL TEJADO DE VIDRIO Salón de pasos perdidos III (Andrés Trapiello) 03

     Anoche terminé el libro, sabiendo que uno se ha enganchado. La novela en marcha fue la manera de concebir la forma de ser de estos libros-diarios por Andrés Trapiello, entre el humor y la honestidad. Humor porque va dejando desperdigados por sus páginas un montón de títulos de novelas inacabadas, pero también por empezar; donde mezcla la ironía, pero también el deseo, por mucho que trate de hacernos creer que no, o tal vez, en algunos se le olvide disimular. La honestidad porque en el fondo creo que escribe más que calla, exponiéndose bastante al fuego enemigo, y en literatura siempre hay moros en la costa. Y lleva 17, a día de hoy. Imagino que esto es como escapar hacia delante, sin marcharse del Rastro de Madrid, de Trujillo, de las Viñas, de Madrid, de León; sin marcharse de aquí, en definitiva. 
Para mí también se ha convertido en una novela en marcha, pero desde la posición de lector, es decir, aparte de estar leyendo el mismo mes dos, tres libros de distinta raza y condición, ahora me va a ser difícil no seguir en el Salón.

     No coincido con A.T. en algunas cosas. Por ejemplo: creo que su lucha por sacar del olvido a escritores de la posguerra que fueron afines al régimen era necesario en este país, donde si dices que no te gusta el Guernica o un verso de Lorca serás tachado de fascista por los nuevos inquisidores de la verdad (cuando realmente no hay nada mejor que despojar al arte de ideología, desnudar el Guernica y conocerlo tú, no que la política decida que es un cuadro imprescindible, una obra cumbre, un no sé que.... NO. Has de llegar por ti mismo a emocionarte con esta o aquella obra. O no hacerlo. Y saber que todas las guerras, sea la tierra que sea, son guerras.
Y con Lorca... cuántos desconocedores de Lorca lo tienen en la boca a cada minuto. La grandeza de Lorca está también en ser tú el que te sumerjas en la obra y conocerlo de cerca. Pero uno mismo, sin mandangas ideológicas, porque entonces estamos dando trato de favor a unos, cuando en la guerra hay tantos nombres en el olvido de cunetas. Y sí, llegado el momento se ha de poder hablar mal de un verso, de una estrofa de Lorca sin algodones, seguro que a él le gustaría la honestidad en el arte. En el arte).
     Sin embargo cuando critica el carácter, la personalidad, es decir, el cómo era la persona, es cruel muchas veces con los escritores de izquierdas (y seguramente esté diciendo la verdad, pero la verdad no hace falta decirla, lo único que es obligatorio es la honestidad para parir algo que merezca la pena), siéndolo menos con los del otro bando. No sé si lo hace por compensar todo lo que se ha dicho y escrito en sentido contrario durante treinta años, o le sale así sin darse cuenta, porque les tiene manía. Mucha gente que ha estado en la izquierda cuando ser de izquierdas costaba, se ha quedado en terreno de nadie durante la democracia, porque apestaban los dos lados.
     Pero me da igual que no convengamos en cosas el autor y yo. Me parece que lo que realmente me gusta de estos libros son las cartas boca arriba de A.T. aunque de vez en cuando saque un as de la manga, y lo ponga encima de la mesa como hacían los mayores de mi familia cuando jugábamos a las cartas, con aparente lentitud, con la audacia que da llevar a la espalada 70 años, con la contundencia del que sabe que esa partida de brisca la ha ganado. Y porque ese no medir sus palabras, pero ser comedido; ese desparpajo en querer hacer literatura, y conseguirlo a veces, atrapa.
     Creo que lo próximo que voy a hacer cuando guarde esta entrada del blog, es buscar el siguiente paso por perder: Las nubes por dentro.

domingo, 18 de marzo de 2012

EL TEJADO DE VIDRIO Salón de pasos perdidos III (Andrés Trapiello) 02

     "Le debe uno tanto a Baroja que en medio de todas sus virtudes, su expresividad, su humor, su cinismo, su melancolía, su sentimentalismo, todos esos defectos ni siquiera molestan, como ya nos son indiferentes las manías de la familia, que ni si quiera advertimos. Escribe novelas de una manera perra, que no son novelas, pero es expresivo como nadie en estos cien años".

     Como hoy nadie lee a Baroja, me hace sonreír esta parte del libro, por poder compartir el placer de leer a Baroja con alguien. Aunque ese alguien no me conozca, y sea en el silencio de la lectura de este tercer volumen de la novela en marcha.
     Es curioso como fui descubriendo a Baroja. Recuerdo que en el instituto nos mandaron leer El árbol de la ciencia, pero no recuerdo que lo leyera. Me parece que del instituto sólo recuerdo Los santos inocentes y El camino del maestro Delibes... los recuerdo y además los recuerdo bien. Bien me refiero a que todavía guardo cosas de la novela en mi memoria, y lo más raro de todo es que yo mismo me sorprendí en su momento porque me gustaron mucho. Me parecía increíble que me pudiese gustar nada que nos recomendaran en el instituto. Y no es para definir una época, ni estoy diciendo que todos los alumnos de mi generación sintieran lo mismo que yo, que hoy nos gusta mucho el pensamiento simple, y las generalizaciones para explicarlo todo; no, es una impresión mía, si alguien la comparte será casualidad.

     Volviendo a Baroja... más tarde de aquellos años absurdos de adolescencia, cogí por mi cuenta El árbol de la ciencia, no sé por qué. Tendría 20 años. Y... era tan extraño. Definía a los personajes de una forma que no sabía si los estaba piropeando o dándoles un coscorrón. Más tarde creí entender a unos escritores que participaban en debates y decían que eso era la complejidad del personaje y cien menudencias más. Esos mismos escritores son los que hacen a sus personajes en sus novelas prentendiendo darles esa complejidad y les sale un churro. No sabiendo bien quién es ese que va por la novela. Es decir: intentan hacer eso que saben analizar tan bien en otros escritores, pero luego quieren explicarte a sus muñecos de papel... y no se ponen de acuerdo con ellos mismos. Sólo les sale bien el que es bueno o malo, llanamente (llanamente como sinónimo de plano, no de llanamente como claramente). Y además les gusta que luego les diga algún pelota de la televisión que qué bien esta perfilado tal personaje. Un desastre. Baroja será un desastre, pero es apariencia de desastre. La sensualidad pervertida, El mundo es ansí, César o Nada, La feria de los discretos... y muchos más que he leído, me han dado horas de intensa felicidad.
Nunca entenderé el empecinamiento por poner en un podio UNA obra de Galdós, UNA obra de BAROJA....  y así. TIENES QUE LEER ESTO. Pues no. El impertaivo no sirve para leer nada ni para hacer nada. Se podrá motivar a los niños y adolescentes a que lean esto o lo otro, que eso sí es bueno. Motivar, sugerir... emocionarse hablando de este libro o aquel. Pero no mandar. Y ese absurdo empecinamiento porque la gente lea UNA obra, hará tal vez que no se lean tantas otras donde acaso sí encuentren un remanso de paz, de serenidad, de leve sonrisa al levantar la mirada de aquel libro olvidado por las universidades, catedráticos, profesores y críticos... levantar la mirada, y comprender todo sin poder explicarlo, sintiendo un pequeño escalofrío desde el salón de una casa, viendo como la lluvia inventa ríos en los cristales de la ventana.

lunes, 12 de marzo de 2012

MÉTODOS DE INSTRUCCIÓN (James Pyle Wickersham) 02

     Antes del prólogo viene una dedicación muy emotiva a las personas que se dedican a la enseñanza:
     "Como Tributo de Respeto a los HOMBRES y a las MUJERES que constituyen la Comunidad Docente en América, caracterizados por su saber, su merecimiento y su amor a uno de los trabajos más nobles que el humano empeño haya procurado jamás llevar a término..."

     Nuestra sociedad actual, desde ámbitos como el educativo o el político, en los últimos 20 años, está tratando que el lenguaje sea no sexista. Hay que poner los compañeros y las compañeras, los maestros y las maestras... 
     No tengo una opinión firme a favor, ni en contra. Pero la dedicatoria principal de este libro me ha hecho ver que:
1. Los que se han creído en estos pioneros, están en un error. No han llegado primero a ningún sitio.
2. Que sigo en el terreno de la duda.

     El resto del libro, por lo que llevo leído, está escrito correctamente en masculino, porque en ese género, las reglas de la lengua permiten hablar de ambos sexos.
Por otra parte es evidente el igual respeto que tiene para los hombres y las mujeres que se dedican a la docencia, ya que vienen en mayúsculas.
¿Qué será lo correcto?

domingo, 11 de marzo de 2012

MÉTODOS DE INSTRUCCIÓN (James Pyle Wickersham) 01

     Es un libro que compré en Toledo, en la librería de viejo "Balaguer" , justo el día que recogimos la credencial en la Delegación. Desde entonces, hace ya un par de años, lo he hojeado y ojeado muchas veces, hasta que me he animado a tenerlo de libro de dormitorio, sin ningún tipo de disciplina, sino cogiéndolo cuando me llame el libro, o me entren ganas a mí, o cuando sea, y apuntar aquí algunas reflexiones.

sábado, 10 de marzo de 2012

EL TEJADO DE VIDRIO Salón de pasos perdidos III (Andrés Trapiello) 01

     "La belleza ha de ser como una fortaleza, llena de puertas y secretos pasadizos".
     Para desmontar la silicona, los melones con pezón de Sandía (J. Sabina), el photoshop y demás artificios (estos sí que son artificios y no el Ingenio de Juanelo Turriano), nada como una frase hermosa, visualmente poderosa como esta que nos regala sin adornos Trapiello.
     Es curioso que la misma cadena de televisión, utilizando (o usando) a los mismos presentadores haga programas tan contrarios y tan vehementes en su estupidez. Pueden estar hablando de las maravillas que surgen de las operaciones estéticas a las 16.00 horas y por la noche montar un debate con psicólogos, médicos, pseudoentendidos, pseudoperiodistas, periodistas psicólogos, y esa larga lista de opinadores graves en su gesto, graves en sus palabras, absurdos de la cabez a los pies: para discutir con pasión (por el dinero que cobrarán, tal vez) sobre el problema actual del culto al cuerpo.
 
     Hay alguna verdad silenciosa posada entre los libros de la Cuesta Moyano, entre las manos de la estatua de Baroja que se alza en lo alto de esa cuesta, en los gestos huraños a veces, impasibles otros, de los libreros de esa misma cuesta... hay una verdad, digo, que es lo que tiene este escritor de pasos perdidos, los únicos donde algunos estamos a gusto, dentro de nuestro inconformismo galopante.

     La belleza que te salva una tarde de sábado está en el casi equilibrio, en la casi serenidad, de estas notas al piano de Brahms que salen de la minicadena, que no pueden ser serenas porque la melancolía las mancha levemente, pero para siempre, como el vino en un mantel blanco, solo unas gotas rompen la divina blancura que tenía un segundo antes. La imperfección también de aquella chicas sin retocar por el bisturí, ni por arreglos digitales en las fotos, pero que observándolas, teníamos días en que nuestros ojos ya habían llegado a encontrar un rato el sentido de la vida. El umbral de la verdadera belleza, como esas fortalezas invadidas por vegetación romántica, un poco agreste, un poco de fin del mundo... umbral traspasado en días distintos al resto del manojo cotidiano cuando sorprendemos una puerta semiderruida, en un rincón oscuro del foso, que te dejan un extraño sentimiento de comprensión del mundo, que después se va, desaparece, se esfuma de ti, con los últimos rojos, malvas, azules moribundos, rosas, fuegos,  del atardecer, imposible de alcanzar, pues sería lo mismo que enjaular esos crepúsculos: el bisturí y el photoshop.

domingo, 4 de marzo de 2012

RIÑA DE GATOS Madrid 1936 (Eduardo Mendoza)

     "[...] y así, mientras sus compañeros corrían en busca de aventuras amorosas o se convertían a las virulentas ideologías de aquellos años, él permanecía ensimismado en un mundo habitado por santos y reyes, infantas y bufones salidos de las paletas de Velázquez, Zurbarán, El Greco y tantos otros pintores que unían una incomparable maestría técnica a una visión del mundo dramática y sublime".
      Fabulemos: el escritor se dio cuenta de las madrugadas idénticas entre bares, amigos más o menos y otras formas de perder el tiempo. Y aunque nadie quiere ser inglés, salvo los ingleses, le gusta disfrazarse de uno (Anthony Whitelands) tan puro, como las tierras de su apellido, en sus inmáculados años universitarios y cuya única pasión sea la aparentemente inofensiva de sentir el vértigo de aquellos genios españoles. Inglés y soñar con el barroco español es la ficción del escritor. Me parece que muchos pensamos eso perdiéndonos en los pasillos del Prado.


     "[...] al pasar por delante de Menipo se detuvo en seco, conminado por la mirada de aquel personaje, mitad filósofo, mitad granuja. Siempre le había parecido extraña la elección del asunto por parte de Velázquez. En 1640 Velázquez pintó dos retratos, Menipo y Esopo, destinados a competir en el favor del rey con dos retratos muy parecidos de Pedro Pablo Rubens, a la sazón en Madrid. Rubens pintó a Demócrito y Heráclito, dos filósofos griegos de fama universal. Por el contrario, Velázquez eligió dos personajes de escasa relevancia, uno de ellos casi desconocido".
     He leído en varios sitios la relación, misteriosa, estrecha, que parece mantuvieron Rubens y Velázquez. Esto no lo sabía, pero cada cosa que vas sabiendo lo hace cada vez más atrayente, como esto del "duelo" de retratos relacionados con filósofos griegos.


     "Esopo era un fabulista y Menipo un filósofo cínico del que nada seguro ha llegado hasta nosotros, salvo lo que cuentan Luciano de Samosata y Diógenes Laercio. Según estos, Menipo nació esclavo y se afilió a la secta de los cínicos, ganó mucho dinero por métodos de dudosa rectitud y en Tebas perdió cuanto tenía. La leyenda refiere que ascendió al Olimpo y descendió al Hades y en los dos lugares encontró lo mismo: corrupción, engaño y vileza".
     Será verdad entonces lo que leí en Baroja de que sólo ascienden en la escala social los aduladores y avispados aunque valgan menos que una alpargata, y lo que decía Trapiello, que por un campesino bueno cien envidiosos.


     "Velázquez lo pinta como un hombre enjuto, entrado en años, pero todavía lleno de energía, vestido de harapos, sin hogar ni posesiones materiales y sin más recursos que su inteligencia y suserenidad frente a las adversidades".
     Es más aconsejable ir a mirar y mirar este cuadro que ir al psicólogo. 


     "Esopo, su pareja pictórica, sostiene un grueso libro en la mano derecha, en el que sin duda están escritas sus célebre aunque humildes fábulas".
     Es curioso: a mí siempre me pareció más imaginativo, soñador Menipo, y sin embargo es el otro, el de de rostro duro, como una muralla inexpugnable, y mirada potente e inquisitiva el que gustaba de escribir. Claro, que eran fábulas. Moralizantes.

viernes, 2 de marzo de 2012

LOCURAS SIN FUNDAMENTO Salón de pasos perdidos II (Andrés Trapiello) 02

     Es otro Andrés Trapiello el de este segundo diario sin fechar, el de esta novela en marcha, discurriendo letras como en un río las gotas de agua. Se veía la voluntad en el prólogo y lo ha llevado a cabo. No puedo decir cuál me ha gustado más, porque realmente de lo que tengo ganas es de seguir la estela, coger el siguiente volumen (El tejado de vidrio).
     Ahí otra vez la cuesta Moyano, el Rastro de Madrid, la mirada romántica, el coleccionista de momentos de reloj parado, en Las Viñas, en las callejas de Trujillo...
Otra vez la mirada mordaz, la visión lúcida del que quiere huir quedándose en una mecedora con un libro en las manos, el miniaturista de juguete infantil antiguo, enemigo del plástico, del ocio de plástico, sobre todo.